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Descubren cómo una enfermedad genética muy rara protege contra el VIH

MADRID.- Un defecto genético que causa una enfermedad muy rara es capaz
también de proteger contra la infección por el virus del VIH, y ahora un
estudio liderado por científicos españoles describe cómo se produce
esta protección.
 
El equipo internacional, con el madrileño Instituto de Salud Carlos
III al frente, ha descubierto cómo un defecto en el gen de la
Transportina 3 hace que el virus del VIH no sea capaz de llegar al lugar
indicado en el núcleo de las células, por lo que no puede infectar de
una manera eficaz.
 
El defecto en ese gen provoca además miopatía de cinturas o LGMDF1,
una dolencia muscular que causa debilidad en hombros y caderas que
puede se mortal.
 
Esta miopatía es una enfermedad ultrarrara, que desde hace siete
generaciones padecen un centenar de personas de una única familia
repartida entre el Levante español e Italia.
 
Pero los afectados tienen una particularidad. Según pruebas de
laboratorio, sus linfocitos -un tipo de glóbulo blanco- son resistentes
en más del 90 % a la infección por VIH, dijo a Efe José Alcamí, uno de
los firmantes del estudio e investigador de la Unidad de inmunopatología
del sida del Instituto de Salud Carlos III.
 
Tanto la miopatía de cinturas como la resistencia frente al virus
del sida tiene como nexo común el gen de la Transportina 3, que es el
que han estudiado los científicos.
 
Este gen sintetiza una proteína con el mismo nombre que se ocupa,
entre otras cosas, de llevar a otras proteínas hasta el núcleo de la
célula, «una especie de autobús molecular», describe Alcamí.
 
Precisamente ese «autobús» es el que usa el VIH para llegar a su
objetivo, que es su integración en los genes. «Podemos considerarlo un
‘polizón’ de la línea Transportina 3».
 
Cuando el gen está dañado sintetiza una forma alterada de
Transportina y, según la hipótesis con la que trabaja el equipo, el
virus del sida ya no puede viajar en ella, por lo que debe ir por otro
mecanismo alternativo que aún desconocen.
 
Sin embargo, esa otra ruta es «poco eficaz» y el VIH acaba en una
zona que Alcamí describió como «un desierto genético». Y es que «no solo
hay que llegar al núcleo (de la célula) sino hacerlo por la buena
ruta».
 
Este descubrimiento, según los investigadores, permite comprender
cómo el VIH alcanza el núcleo celular y causa la infección, pero también
ayuda a explicar por qué la mutación en Transportina 3 origina la
enfermedad muscular en los pacientes, ya que entre las proteínas que
transporta hay factores que regulan la expresión y procesamiento de
proteínas musculares.
 
Alcamí señala que sin son capaces de modificar la función de la
Transpontina 3 o simular esa modificación en linfocitos se podrían
conseguir células resistentes a la infección por el virus del sida, pero
sin producir la enfermedad muscular, y esa es la línea que siguen ahora
en el laboratorio.
 
Si logran entender los mecanismos subyacentes podrán diseñar
estrategias farmacológicas y de terapia génica para, por una parte,
bloquear la infección por el VIH en los linfocitos y, por otra, anular
la acción de la Transportina mutante a nivel muscular y mejorar así los
síntomas de la enfermedad.
 
«Nos encontramos ante una situación excepcional, en una frontera
común entre enfermedades raras y enfermedades infecciosas», destaca
Alcamí.
 
Este es el segundo defecto genético descubierto que induce una
fuerte resistencia contra la infección por el VIH en personas, el otro
está relacionado con el receptor CCR5, que hay un 1 % de la población
que no expresa, lo que impide la entrada del virus a la célula.
 
La investigación es realizada por un consorcio internacional en el
que también participan, entre otros, la Universidad de Lovaina (Bélgica)
y el hospital La Fe de Valencia, que es donde se sigue a los enfermos
de miopatía de cinturas.
 
El equipo también ha dado pasos en la comprensión de esta
enfermedad y están estudiando que el gen dañado sintetiza tanto
transportina mutante como normal, pero la primera bloquea la acción de
la segunda, por lo que buscan fármacos que rompan esa interacción.
 
Alcamí quiso destacar que este proyecto ha sido financiado en parte
gracias a una acción de micromecenazgo puesto en marcha por los
pacientes afectados de miomatía de cinturas a través de su asociación,
Conquistando escalones, y de Precipita, una plataforma pública de
financiación colectiva para proyectos científicos.

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