Por: Fernando Buitrago
Luis Alberto viene dando señales de que continuaría la obra de Manuel Jiménez de rescatar la ciudad, llevarla al camino de su construcción e impulsar todo lo posible que fomente que sea un destino para el turismo y las inversiones, lo que debió haber sido el discurso de campaña de Dio Astacio.
Si a tiempo, el candidato del PRM, aún impuesto por un fraude, hubiera dejado el ego desmedido y la envidia al liderazgo del actual alcalde y acogía un discurso de continuidad, posiblemente hasta le «tumbaba» la demostración que se ha hecho de lo fatal que fue para el PRM y la ciudad, la imposición del 4to lugar, él, en el primero…
El alejarse del Alcalde y lo positivo que se ha hecho en la ciudad, rescatándola de mafias político empresariales, es visto con beneplácito por lo mejor de las fuerzas vivas y comunitarias del municipio, sin embargo, Dio hizo todo lo contrario…
Creyéndose ganador, sus seguidores impulsaron una orgía en las redes de discursos opuestos y burlones contra Manuel Jiménez quien fue, incluso, por estudios realizados posteriormente, el verdadero ganador de las primarias, seguido por Adán, colocando, junto a spots publicitarios, maximizando puntuales grupos de basura, lo que falta de la gestión y no lo positivo…
La exposición mediática desmedida y el abuso de pintar muros, agrediendo la ciudad, han chocado de frente con el empeño municipal de limpiar la ciudad y embellecerla.
Campañas fallidas, como cambiar platico por juguetes y por arroz, invadir espacios públicos para colocar carpas del candidato y muchos intentos de ser visto en demasía, han sido muy contrarios a los objetivos, más allá de la nula confección con el partido al cual representa y el empeño manifiesto de criticar al actual alcalde y su gestión, que es también del PRM.
Aún hoy, algunas voces culpan al alcalde de estar quitando toda la propaganda ilegal de todos y atacan a Manuel diciendo que es éste el que está en contra del candidato, y no que es el candidato quien invade los espacios públicos.
Los que están con la campaña del peledeista ni se tomaron el trabajo de «moverlo», cerraron el «grifo» de los «recursos», ahorraron a la figura hasta lo insípido, pues, si «el contrario comete errores» se le deja, a ver cuan «tonto» es y ahora, para colmos, a sabiendas que incluso la obra del Alcalde era lo que este tenía planificado para derrotarle fácilmente, secuestra esto para sí, es inteligentemente, ni plan muestra (es nulo y malo), sino que se monta en continuar lo que está bien, que es mucho.
El candidato del PLD carga con el peso de que la población sabe que, alrededor de él, habitan los que se habían precisamente robado la ciudad, escuelas laborales, espacios públicos y la duda es si será un «pelele» de esos grupos poderosos y permitirá que lo recuperado vuelva a la ilegalidad de las manos a las cuales Manuel Jiménez se las quitó con la ley en mano.
Aún cuando estos tiempos están por llegar, lo significativo es que la mezquindad del candidato del PRM no supo advertir que tenía que hacer temprano un «control de daños», para suavizar el afecto del fraude electoral, que lo llevó a ser candidato y luego adoptar el discurso de «continuidad» para que el votante lo pudiera masticar aunque no tragarlo.
La falta de estrategia del discurso, del relato, ha sido uno de los grandes errores de campaña y ahora, para colmo, se hace asesorar de Karin, uno de los peores en política y en comportamiento cívico, que lo aleja aún más de la candidatura de los conservadores y evangélicos.
Mucho se escribirá de los errores de Dio Astacio y su campaña, quedando incluso para los libros como una de las más erráticas de todos los tiempos y entender cómo la mezquindad junto a posiblemente, el fuerte sentimiento de envidia a la personalidad y el liderazgo de Manuel Jiménez, no le permitieron ver, en etapas, cuál debió haber sido la campaña para no alejarse del Alcalde más allá del Fraude y del propio PRM y sus dirigentes.
Ahora el discurso de la «Ciudad Justa y Creativa» que se construye, está en manos de la oposición y será imposible, faltando poco tiempo, arrebatarla, y además, el muro de ego es demasiado fuerte y ausente de sentido común, tino y prudencia.